martes, 12 de agosto de 2014

ESTUDIANTES DE GRADO 8º


TEXTOS INSTRUCTIVOS
¿Qué son los textos instructivos? Los textos instructivos son las instrucciones que están presentes diariamente en nuestra vida cotidiana, tanto en la escuela como fuera de ella. El uso mismo de los medios tecnológicos nos exigen seguir instrucciones permitiéndonos el manejo de este tipo de textos instruccionales. Los textos instructivos tiene el propósito de orientar los procedimientos en forma detallada, clara y precisa para realizar alguna actividad ya sea simple o compleja, según dos características:
  • Guían sobre como accionar algún aparato o sistema como por ejemplo: los manuales de uso de materiales tecnológicos, arreglar artefactos, etc.
  • Explican como elaborar algo a partir de elementos y procesos, dividiéndose en la lista de elementos o materiales requeridos y el procedimiento en sí, desarrollando las instrucciones. Por ejemplo: Una receta de cocina, como tejer un sueter, etc.


  • CUALES SON LAS CARACTERISTICAS

    Las características principales de los textos instructivos son:
    • Requiere de un formato especial y característico.
    • Desarrollo de procedimientos compuestos por pasos detallados que deben cumplirse para conseguir un resultado. (por lo general son secuencias fíjas pero, a veces, es posible hacer variaciones).
    • Lenguaje claro, directo y lineal.
    • Utiliza marcas gráficas como números, asteriscos o guiones para diferenciar o secuenciar la serie de pasos.
    • Puede acompañarse con gráficos, ilustraciones y/o dibujos, según el tipo de texto instructivo a desarrollar. Aplicado a niños/as de los primeros grados de educación primaria, las ilustraciones les permiten una mayor orientación en el proceso.

  • COMO ESCRIBIMOS TEXTOS INSTRUCTIVOS
    Las indicaciones se deben de escribir de manera que guíen perfectamente el proceso que se debe seguir, de manaera clara y fácil. Para ello sólo debes tener en cuenta las siguientes indicaciones:
    Antes de escribir
    1. Recuerda y repasa mentalmente todos los pasos.
    2. Separa con un guión cada uno de los pasos a seguir.
    3. Utiliza el vocabulario adecuado, tienes que saber el nombre técnico de cada elemento o acción del mismo.
    4. Organiza los pasos de manera secuenciada.
    Cuando estás escribiendo
    1. Organiza el escrito en dos partes, encabezados por un sub-título que identifique su contenido.
    2. Numera cada uno de los pasos.
    3. Respeta en la redacción la secuencia cronológica de los pasos del proceso.
    4. Utiliza los verbos en infinitivo, imperativo, o en 3ª persona.
    5. Utiliza conectores cronológicos: para comenzar, en primer lugar, en segundo lugar, finalmente…
    6. Utiliza el palabras adecuado al tema.
    7. Escribe con oraciones claras y sencillas.
    Después de escribir
    1. Lee tu escrito y observa si tu texto se entiende claramente.
    2. Si es necesario, cambia nuevamente el orden de los pasos, para que el procedimiento quede bien secuenciado.
    3. Corrige los errores ortografícos.
    4. Valora mentalmente el proceso: ¿Qué hiciste?, ¿Cómo lo hiciste?, ¿Qué se te dificultó? ¿Cómo lo resolviste?
    5. Muestralo a tus compañeros/as y pideles que lo lean, te digan sus apreciaciones y te den sugerencias para mejorarlo.
    6. Reescríbelo de acuerdo a los comentarios.

  • PARA PROFUNDIZAR PUEDEN ENTRAR AQUI http://es.slideshare.net/guestaa9da9a/texto-instructivo
CLASES DE TEXTOS INSTRUCTIVOS

Sabías...

Ejemplos de textos instructivos

Antes de comenzar a realizar las actividades, observa las siguientes imágenes con ejemplos de textos instructivos:
TEXTO INSTRUCTIVO GRÁFICO
Imagen de texto instructivo gráfico
Imagen de texto instructivo gráfico. Fuente: Pipoclub.

TEXTO INSTRUCTIVO  GRÁFICO-TEXTUAL.

Texto instructivo gráfico y textual
Imagen de texto instructivo gráfico y textual. Fuente: Primeros auxilios gdl.


INSTRUCTIVO TEXTUAL.
Imagen de texto instructivo textual

MÁS EJEMPLOS:





domingo, 3 de agosto de 2014

ESTUDIANTES DE GRADO 8B DEBEN INGRESAR A LOS SIGUIENTES LIKE


http://es.slideshare.net/mily2383/tipos-de-oraciones-7796686?related=1

Aqui encontrarán algunas clases de oraciones simples

las demás las encontrarán en el siguiente y deben escribir los ejercicios que después de la explicación en clase los resuelven

http://es.slideshare.net/lojeda69/oraciones-activas-y-pasivas?qid=63da901a-722a-44cc-938c-78be175fae25&v=default&b=&from_search=1

ÉXITOS


sábado, 8 de febrero de 2014

ESTUDIANTES DE GRADO 8.

EL CUENTO QUE DEBEN ANALIZAR ES LA CASA TOMADA Y CORRIJO EL AUTOR, ES JULIO CORTAZAR.

DEJE LA COPIA EN LA PAPELERIA E INCLUÍ EL VOCABULARIO QUE DEBEN CONSULTAR.
Casa tomada[Cuento. Texto completo.]Julio Cortázar
Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia.
Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la mañana, levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba a Irene las últimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina. Almorzábamos al mediodía, siempre puntuales; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos platos sucios. Nos resultaba grato almorzar pensando en la casa profunda y silenciosa y cómo nos bastábamos para mantenerla limpia. A veces llegábamos a creer que era ella la que no nos dejó casarnos. Irene rechazó dos pretendientes sin mayor motivo, a mí se me murió María Esther antes que llegáramos a comprometernos. Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por nuestros bisabuelos en nuestra casa. Nos moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se quedarían con la casa y la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos; o mejor, nosotros mismos la voltearíamos justicieramente antes de que fuese demasiado tarde.
Irene era una chica nacida para no molestar a nadie. Aparte de su actividad matinal se pasaba el resto del día tejiendo en el sofá de su dormitorio. No sé por qué tejía tanto, yo creo que las mujeres tejen cuando han encontrado en esa labor el gran pretexto para no hacer nada. Irene no era así, tejía cosas siempre necesarias, tricotas para el invierno, medias para mí, mañanitas y chalecos para ella. A veces tejía un chaleco y después lo destejía en un momento porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el montón de lana encrespada resistiéndose a perder su forma de algunas horas. Los sábados iba yo al centro a comprarle lana; Irene tenía fe en mi gusto, se complacía con los colores y nunca tuve que devolver madejas. Yo aprovechaba esas salidas para dar una vuelta por las librerías y preguntar vanamente si había novedades en literatura francesa. Desde 1939 no llegaba nada valioso a la Argentina.
Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de Irene, porque yo no tengo importancia. Me pregunto qué hubiera hecho Irene sin el tejido. Uno puede releer un libro, pero cuando un pullover está terminado no se puede repetirlo sin escándalo. Un día encontré el cajón de abajo de la cómoda de alcanfor lleno de pañoletas blancas, verdes, lila. Estaban con naftalina, apiladas como en una mercería; no tuve valor para preguntarle a Irene qué pensaba hacer con ellas. No necesitábamos ganarnos la vida, todos los meses llegaba plata de los campos y el dinero aumentaba. Pero a Irene solamente la entretenía el tejido, mostraba una destreza maravillosa y a mí se me iban las horas viéndole las manos como erizos plateados, agujas yendo y viniendo y una o dos canastillas en el suelo donde se agitaban constantemente los ovillos. Era hermoso.
Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres dormitorios grandes quedaban en la parte más retirada, la que mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un pasillo con su maciza puerta de roble aislaba esa parte del ala delantera donde había un baño, la cocina, nuestros dormitorios y el living central, al cual comunicaban los dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un zaguán con mayólica, y la puerta cancel daba al living. De manera que uno entraba por el zaguán, abría la cancel y pasaba al living; tenía a los lados las puertas de nuestros dormitorios, y al frente el pasillo que conducía a la parte más retirada; avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta de roble y mas allá empezaba el otro lado de la casa, o bien se podía girar a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por un pasillo más estrecho que llevaba a la cocina y el baño. Cuando la puerta estaba abierta advertía uno que la casa era muy grande; si no, daba la impresión de un departamento de los que se edifican ahora, apenas para moverse; Irene y yo vivíamos siempre en esta parte de la casa, casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble, salvo para hacer la limpieza, pues es increíble cómo se junta tierra en los muebles. Buenos Aires será una ciudad limpia, pero eso lo debe a sus habitantes y no a otra cosa. Hay demasiada tierra en el aire, apenas sopla una ráfaga se palpa el polvo en los mármoles de las consolas y entre los rombos de las carpetas de macramé; da trabajo sacarlo bien con plumero, vuela y se suspende en el aire, un momento después se deposita de nuevo en los muebles y los pianos.
Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin circunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo en su dormitorio, eran las ocho de la noche y de repente se me ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por el pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando escuché algo en el comedor o en la biblioteca. El sonido venía impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un ahogado susurro de conversación. También lo oí, al mismo tiempo o un segundo después, en el fondo del pasillo que traía desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tiré contra la pared antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más seguridad.
Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene:
-Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado parte del fondo.
Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados.
-¿Estás seguro?
Asentí.
-Entonces -dijo recogiendo las agujas- tendremos que vivir en este lado.
Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que me tejía un chaleco gris; a mí me gustaba ese chaleco.
Los primeros días nos pareció penoso porque ambos habíamos dejado en la parte tomada muchas cosas que queríamos. Mis libros de literatura francesa, por ejemplo, estaban todos en la biblioteca. Irene pensó en una botella de Hesperidina de muchos años. Con frecuencia (pero esto solamente sucedió los primeros días) cerrábamos algún cajón de las cómodas y nos mirábamos con tristeza.
-No está aquí.
Y era una cosa más de todo lo que habíamos perdido al otro lado de la casa.
Pero también tuvimos ventajas. La limpieza se simplificó tanto que aun levantándose tardísimo, a las nueve y media por ejemplo, no daban las once y ya estábamos de brazos cruzados. Irene se acostumbró a ir conmigo a la cocina y ayudarme a preparar el almuerzo. Lo pensamos bien, y se decidió esto: mientras yo preparaba el almuerzo, Irene cocinaría platos para comer fríos de noche. Nos alegramos porque siempre resultaba molesto tener que abandonar los dormitorios al atardecer y ponerse a cocinar. Ahora nos bastaba con la mesa en el dormitorio de Irene y las fuentes de comida fiambre.
Irene estaba contenta porque le quedaba más tiempo para tejer. Yo andaba un poco perdido a causa de los libros, pero por no afligir a mi hermana me puse a revisar la colección de estampillas de papá, y eso me sirvió para matar el tiempo. Nos divertíamos mucho, cada uno en sus cosas, casi siempre reunidos en el dormitorio de Irene que era más cómodo. A veces Irene decía:
-Fijate este punto que se me ha ocurrido. ¿No da un dibujo de trébol?
Un rato después era yo el que le ponía ante los ojos un cuadradito de papel para que viese el mérito de algún sello de Eupen y Malmédy. Estábamos bien, y poco a poco empezábamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar.
(Cuando Irene soñaba en alta voz yo me desvelaba en seguida. Nunca pude habituarme a esa voz de estatua o papagayo, voz que viene de los sueños y no de la garganta. Irene decía que mis sueños consistían en grandes sacudones que a veces hacían caer el cobertor. Nuestros dormitorios tenían el living de por medio, pero de noche se escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oíamos respirar, toser, presentíamos el ademán que conduce a la llave del velador, los mutuos y frecuentes insomnios.
Aparte de eso todo estaba callado en la casa. De día eran los rumores domésticos, el roce metálico de las agujas de tejer, un crujido al pasar las hojas del álbum filatélico. La puerta de roble, creo haberlo dicho, era maciza. En la cocina y el baño, que quedaban tocando la parte tomada, nos poníamos a hablar en voz más alta o Irene cantaba canciones de cuna. En una cocina hay demasiados ruidos de loza y vidrios para que otros sonidos irrumpan en ella. Muy pocas veces permitíamos allí el silencio, pero cuando tornábamos a los dormitorios y al living, entonces la casa se ponía callada y a media luz, hasta pisábamos despacio para no molestarnos. Yo creo que era por eso que de noche, cuando Irene empezaba a soñar en alta voz, me desvelaba en seguida.)
Es casi repetir lo mismo salvo las consecuencias. De noche siento sed, y antes de acostarnos le dije a Irene que iba hasta la cocina a servirme un vaso de agua. Desde la puerta del dormitorio (ella tejía) oí ruido en la cocina; tal vez en la cocina o tal vez en el baño porque el codo del pasillo apagaba el sonido. A Irene le llamó la atención mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir palabra. Nos quedamos escuchando los ruidos, notando claramente que eran de este lado de la puerta de roble, en la cocina y el baño, o en el pasillo mismo donde empezaba el codo casi al lado nuestro.
No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvernos hacia atrás. Los ruidos se oían más fuerte pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un golpe la cancel y nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada.
-Han tomado esta parte -dijo Irene. El tejido le colgaba de las manos y las hebras iban hasta la cancel y se perdían debajo. Cuando vio que los ovillos habían quedado del otro lado, soltó el tejido sin mirarlo.
-¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? -le pregunté inútilmente.
-No, nada.
Estábamos con lo puesto. Me acordé de los quince mil pesos en el armario de mi dormitorio. Ya era tarde ahora.
Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada.



EL TEMA DEL PERIÓDISMO DEBEN RESUMIRLO EN EL CUADERNO:






lunes, 16 de septiembre de 2013

LA RELATORÍA.




Estructura general de la relatoría:
La relatoría consta de las siguientes partes o secciones: 

1.Sobre la temática
Esta sección da cuenta del entendimiento de la temática de los textos por parte del relator según uno de los siguientes aspectos:
Tesis: Describe la tesis o postura asumida por el autor de los textos frente al tema abordado, argumentando el por qué se considera que esa sea la tesis del texto leído.

Nociones y Categorías: Enumera las concepciones usadas por el autor que se derivan de la temática; siendo las nociones las expresiones que se utilizan para hablar de lo real, y las categorías las estructuras formales que permiten la construcción de conceptos.

Conclusiones: Enumera las conclusiones a las cuales llega el autor del texto, justificando por qué se considera que esas sean las conclusiones.

vPREGUNTAS QUE SE RESPONDEN SOBRE LA TEMÁTICA:
v¿Según su criterio cuál es la tesis propuesta por el autor. Expresa de explicita y puntual cuál es la postura y/o compromisos asumidos por el autor frente al tema? y argumenta.
v
v¿Según su lectura como se desarrolla la argumentación? Dar razones que el autor utiliza para sustentar la tesis que se propone y analizar la manera como la organiza.
v¿Según su criterio cuáles son las conclusiones que propone el texto?

Dar las inquietudes y/o sugerencias dadas desde el texto, bien sean preguntas, conclusiones definitivas o problemas sin resolver, analizándolas y mostrando las razones por las cuales se llega a ellas.


2. Sobre la estructuración
En esta sección el relator presenta, organiza y estructura las ideas substraídas de los textos mediante una de las siguientes opciones:
Sentido: Explica el sentido del título del texto leído y analiza su relación con la totalidad del texto.
Mapa conceptual de los textos: Realiza una síntesis de la totalidad del texto leído mediante un mapa conceptual.
Qué se citaría del texto: Se enumeran una serie de apartados que se citarían del texto leído y se argumenta el por qué.

PREGUNTAS QUE SE RESPONDEN EN LA ORGANIZACIÓN:
¿A  su juicio cuál es el sentido e implicaciones del título de la lectura?
Explicar el sentido y analizar su relación con los aspectos tratados en le texto.
¿Cómo representaría la estructura del texto?
Sintetizar el texto utilizando un modelo de esquematización en el que se vean las partes en las que está dividido el texto.
¿cómo considera que el uso del lenguaje incide enla temática expuesta en el texto?
A partir de ejemplos del uso del lenguaje demostrar como influye el la exposición y sentido del lenguaje.

3. Sobre la proyección de la lectura.
En esta sección el relator proyecta la lectura mediante alguna de las siguientes opciones:
Nuevas Ideas: Presentan las nuevas ideas que surgieron en el proceso de lectura y demuestra como encajan o no con concepciones anteriores.

Relaciones de la lectura: Se presentan las relaciones que se hacen a partir de la lectura con otras concepciones y se justifica como estas contribuyen al perfeccionamiento de dichas concepciones.

PREGUNTAS QUE SE RESPONDEN EN EL PROCESO DE LECTURA:
¿qué nuevas ideas descubrió?
¿qué no entendió?.
¿qué citarías del texto?
Escoger frases del texto que lo hayan conmovido y explicar.
¿Cuál fue su proceso de lectura?
Reconstruir la forma como leyó el texto y proponer un modelo de lectura correspondiente.

EJEMPLOS DE RELATORIAS: Los encuentran aquí.














martes, 13 de agosto de 2013

PARA GRADO SÉPTIMO:
AQUÍ ENCUENTRAN LA EXPLICACIÓN DADA EN CLASE. MAPA CONCEPTUAL.


CUADRO SINÓPTICO:

GRADO 9.
AQUÍ ENCONTRARAS EL TEMA DE LA DESCRIPCIÓN.
http://www.materialesdelengua.org/LENGUA/tipologia/descripcion/descripcion.htm


 
    
  INICIO | LENGUA | DESCRIPCIÓN 
    
 
Las descripciones son OBJETIVAS cuando se describe lo que se ve como lo haría el objetivo de una cámara. Las descripciones son SUBJETIVAS cuando además añadimos nuestra opinión, gustos....
 
  
La diferencia entre ambas se puede resumir entre decir ¿QUÉ VEO? (descripción objetiva) o ¿QUÉ ME SUGIERE? (descripción subjetiva).
 
    
  EL AUTORRETRATO LITERARIO 
   
  
El autorretrato es la DESCRIPCIÓN de una persona hecha por ella misma. Se trata de una descripción subjetiva, pues el autor selecciona y destaca los rasgos que lo definen desde un punto de vista personal.
 
    
  
La literatura ha dado muchos ejemplos de este género. Vamos a leer varios.
 
    
  Autorretrato de Miguel de Cervantes 
    
  
 
"Éste que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha , y del que hizo el Viaje del Parnaso , a imitación del de César Caporal Perusino, y otras obras que andan por ahí descarriadas y, quizá, sin el nombre de su dueño. Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra. Fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades. Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlo Quinto, de felice memoria".
Novelas ejemplares
  
  
  
  
  
  
 
   
 
Observa que, aunque es un autorretrato, está escrito en 3ª persona.
 
 
Lee el texto y haz dos columnas. En una sitúa los rasgos físicos y en la otra, los de carácter.
 
   
  
¿Qué rasgos predominan en el autorretrato de Antonio Machado? ¿los físicos o los morales?
 
    
  Autorretrato de Antonio Machado 
    
 
 
RETRATO
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar. 

El Liberal, 1 de febrero de 1908, sin título.
Campos de Castilla, Madrid, Renacimiento, 1912.
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
OTROS
 
  
Autorretrato de Manuel Machado
 
  
 
RETRATO
Esta es mi cara y ésta es mi alma: leed.
Unos ojos de hastío y una boca de sed...
Lo demás, nada... Vida... Cosas... Lo que se sabe...
Calaveradas, amoríos... Nada grave,
Un poco de locura, un algo de poesía,
una gota del vino de la melancolía...
¿Vicios? Todos. Ninguno... Jugador, no lo he sido;
ni gozo lo ganado, ni siento lo perdido.
Bebo, por no negar mi tierra de Sevilla,
media docena de cañas de manzanilla.
Las mujeres... -sin ser un tenorio, ¡eso no!-,
tengo una que me quiere y otra a quien quiero yo.
Me acuso de no amar sino muy vagamente
una porción de cosas que encantan a la gente...
La agilidad, el tino, la gracia, la destreza,
más que la voluntad, la fuerza, la grandeza...
Mi elegancia es buscada, rebuscada. Prefiero,
a olor helénico y puro, lo "chic" y lo torero.
Un destello de sol y una risa oportuna
amo más que las languideces de la luna.
Medio gitano y medio parisién -dice el vulgo-,
con Montmartre y con la Macarena comulgo...
Y antes que un tal poeta, mi deseo primero
hubiera sido ser un buen banderillero.
Es tarde... Voy deprisa por la vida. Y mi risa
es alegre, aunque no niego que llevo prisa.
 
 
  Autorretrato de Nicanor Parra 
    
 
 
Considerad, muchachos,
Este gabán de fraile mendicante:
Soy profesor en un liceo obscuro,
He perdido la voz haciendo clases.
(Después de todo o nada
Hago cuarenta horas semanales).
¿Qué les dice mi cara abofeteada?
¡Verdad que inspira lástima mirarme!
Y qué les sugieren estos zapatos de cura
Que envejecieron sin arte ni parte.

En materia de ojos, a tres metros
No reconozco ni a mi propia madre.
¿Qué me sucede? -¡Nada!
Me los he arruinado haciendo clases:
La mala luz, el sol,
La venenosa luna miserable.
Y todo ¡para qué!
Para ganar un pan imperdonable
Duro como la cara del burgués
Y con olor y con sabor a sangre.
¡Para qué hemos nacido como hombres
Si nos dan una muerte de animales!

Por el exceso de trabajo, a veces
Veo formas extrañas en el aire,
Oigo carreras locas,
Risas, conversaciones criminales.
Observad estas manos
Y estas mejillas blancas de cadáver,
Estos escasos pelos que me quedan.
¡Estas negras arrugas infernales!
Sin embargo yo fui tal como ustedes,
Joven, lleno de bellos ideales
Soñé fundiendo el cobre
Y limando las caras del diamante:
Aquí me tienen hoy
Detrás de este mesón inconfortable
Embrutecido por el sonsonete
De las quinientas horas semanales.
De Poemas y antipoem